Allí Juan José Durandó creó una comunidad autosuficiente, dedicada a las actividades agrícolas ganaderas, en un campo de 200 hectáreas. Llegaron a vivir en pleno apogeo 120 personas en los que había herreros, carpinteros, zapateros y sastres. Tuvo también una escuela de primeras letras, artes y oficios; como así también una banda de música la que se inmortalizó en una fotografía desfilando por la actual calle 12 de Abril de la ciudad de Colón.

El establecimiento tenía diversos edificios en los que vivían los obreros, Durandó y su familia y también la familia Massera estas dos de condiciones privilegiadas dentro de la comunidad.

Había luz artificial alimentada a gas carburo, baños con agua corriente, molino de viento y un gran depósito para 10.000 litros de agua.

Una de las mayores polémicas de la época es que Durandó decía que tenía comunicación directamente con Dios, por lo tanto sus órdenes eran mandatos divinos.

En 1902 comenzaron los problemas de la comunidad con el Poder Judicial de la provincia y la Iglesia. Tras la muerte de Durandó en 1916 el establecimiento comenzó a decaer aunque hubo actividades hasta casi los años sesenta del siglo pasado.



En el Museo de Colón

En las vitrinas se puede apreciar un reloj que perteneció a la comunidad donado por la señora Gladys Bonvín a través del historiador, Walter Maidana autor del libro “Durandó: Historia de una Comunidad”.

También se expone una fotografía de los integrantes de la comunidad, Juan José y su esposa Enriqueta Pittet de quien se decía que había sido sanada (de una parálisis) por los poderes de Durandó cuando la conoció en Suiza antes de emigrar a nuestra zona.

El Museo se puede visitar de miércoles a sábados de 9 a 13 y de 15 a 20. En tanto que los domingos y feriados las puertas abren de 10 a 13 y de 16 a 19. Entrada libre y gratuita.