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Cultura

Primer aniversario del fallecimiento del Profesor Héctor Guionet

Querido Tito: ante el primer aniversario de tu partida, te recordamos en las palabras de "Aquellos Jóvenes años", uno de tus hijos de papel.

La abuela y el llanto.

Al volver la vista atrás para despertar recuerdos que estaban dormidos, una resonancia muy lejana alcanza mi memoria. Reanimada en todo su esplendor, el pensamiento la reconstruye volviéndolos a la vida.

La que anima aquella rememoración es la abuela Adelina, cuyos ancestros montañeses Moix, de Saint Martin, Suiza, estuvieron entre las familias fundadoras de la Colonia San José, en 1857. Ellos le habían transmitido en su formación un carácter fuerte, decidido. Nunca la concesión ni una sola lágrima. Impensable era para ella retroceder ante los obstáculos. Su hija, Petronille había hecho pareja con Héctor, el primogénito de una familia sanjosesina.

El matrimonio Guionet-Bastian, mantenía una asidua correspondencia con París adonde había encargado, esperanzado, envíos especiales ya en dos oportunidades: ambos varones, casi al llegar se habían negado a continuar, bajando del barco antes de tiempo.

Bajo la forma de un tercer pedido por pieza certificada, llegué yo. Bien, aceptable la travesía hasta el destino. Sin embargo, a los pocos días de nacer mis padres tuvieron que apelar al "médico de las cosquillas" –Luis Cettour– quien, con los pocos recursos con que se contaba en aquel tiempo, no lograba mejorarme un severo cuadro de gastroenteritis.

Como expresaba mi queja por medio de un llanto imparable, se habían buscado otras salidas, alguna tabla de salvación, recursos, como la de hamacarme sin tregua en un sillón Thonet, que había encontrado su lugar en el dormitorio.

Agotados, interrogándose con ansiedad qué hacer, mis progenitores recurrieron entonces a la abuela. Su voluntad de hacer con la que doblegaba las dificultades, la acompañó en un recorrido que le pareció infinito desde la granja. Al llegar, solidaria para compartir el problema, ella reconfortaría los espíritus dándole luz a aquel escenario y aliento a sus personajes.

Años después, durante mi infancia, animosa, disfrutaba contándome su protagonismo durante mi enfermedad: "Una noche en la que habíamos quedado solos porque los demás exhaustos descansaban, mientras te hamacaba, de súbito dejaste de llorar. Entonces te puse, des-pa-ci-i-i-to en un catre que había en la habitación y ¡dormiste hasta el otro día! La enfermedad había dado vuelta".

Y lo narraba con ese ánimo entusiasta, incontenible, que transmitía. Al hacerlo, dejaba mis entrañas inundadas de futuros confiables, optimistas y luminosos. En su mirada adivinaba entonces una transitoria sutil pizca de alegría.

Has dejado una marca imborrable y positiva en la vida de muchos de nosotros e instituciones.

Tus gestos y acciones de bien perdurarán a través de la misión y el accionar promisorio de La Fundación La Place que gestaste y nos invitaste a colaborar.



"En Avant Avec un sourire" ,

Adelante con una sonrisa.

Fundacion La Place

Comisión directiva

Abril 2020

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